Luis Miguel: los detalles que hacen al show perfecto y por qué no es un doble

A mitad de camino de sus diez recitales en Movistar Arena, Luis Miguel en persona sigue puliendo detalles para dar un espectáculo inolvidable.

Con el recital de hoy miércoles a la noche, la maratón de diez conciertos de Luis Miguel en la Argentina se encuentra en la mitad de camino, con shows ya realizados los días 3, 4, 6 y 8 de agosto. Quedan por delante los recitales del 12, 15, 16, 17 y 18.

El resultado de este regreso al escenario después de cuatro años de ausencia ya es un éxito que en total sumará más de 150 mil espectadores. Luego irá a Chile y Estados Unidos, y finalmente iniciará en 2024 un segundo tramo que volverá a traerlo al país y tendrá otras escalas en 50 ciudades del Caribe, Sudamérica, Estados Unidos, Canadá y Europa.

El detalle pintoresco y con enorme difusión es la clásica especulación oportunista sobre la presencia en escena de un auténtico Luis Miguel o algún doble. Esta noticia falsa se repite con cada visita del astro, pero ahora está basada en su notable cambio de apariencia física, donde se lo ve mucho más flaco que en 2019.

En vivo, a lo largo de dos horas y media, cada noche Luis Miguel hace gala de su perfeccionismo y atención al detalle, presentando un show impecable que está lleno de elementos que no sólo confirman la presencia del verdadero artista sino que son una muestra del alto nivel de producción.

Monitores de TV a los costados

Luis Miguel debe ser uno de los pocos artistas en el mundo, o quizás el único, que en sus conciertos coloca un televisor a la derecha del escenario y otro a la izquierda, pero no mirando al público sino al medio desde los costados, para poder observarse como en un espejo.

Esta disposición no solo le permite vigilar qué está magnificando la enorme pantalla de video a sus espaldas (hay otras más arriba del proscenio y en el fondo del estadio) sino también dar rienda suelta a su vanidad y poder arreglarse el pelo cada tanto.

Cabe señalar que debajo de cada uno de esas pantallas al costado hay un teleprompter que le va mostrando la letra de cada tema, verso a verso, tal como utilizan muchísimos artistas actualmente.

El despliegue vocal

Cantante que sigue los pasos de los grandes intérpretes latinos de voces poderosas, Luis Miguel no escatima caudal vocal al cantar, y confirma ser el verdadero Luis Miguel con detalles característicos que son difíciles de imitar.

A lo largo de un repertorio de 26 canciones, se esmera en hacer gala de su voz. Y si bien en algunos tramos aleja el micrófono y deja que el público cante los versos, en las partes más exigidas jamás duda en jugarse entero.

Sin dudas que un ejemplo elocuente es Hasta que me olvides, en el primer tramo del show, donde la gente estalla en una ovación tras escucharlo.

Los pasitos

A lo largo de su carrera de cuatro décadas (comenzó en 1981, con once años), Luis Miguel fue desarrollando una presencia escénica muy personal, que incluye pequeños pasitos de baile, quiebres de cintura y su característica patita levantada, cual flamenco.

Conocedor del fanatismo de su público, va dosificando esos movimiento, y cuando los hace siempre sonríe o pone cara de Zoolander.

El transmisor en la mano

Quizás por cuestiones estéticas, para no arruinar su figura acentuada por un traje entallado, Luis Miguel jamás engancha en la ropa al transmisor de su micrófono inalámbrico (y los in-ears). Lo sostiene a todo momento en la mano izquierda.

La dedicatoria a Paloma

El último tema de cada noche, a manera de bis, es Cucurucucú paloma, nuevamente con los mariachis en escena, y el cantante aprovecha la coincidencia del título de la canción con el nombre de su actual novia para mirar al costado izquierdo del escenario, donde ella está parada mirando el show.

El bailecito del dron

Durante los últimos años, muchos grandes recitales cuentan con un dron que filma el concierto desde lo alto. Aquí también, pero con una particularidad: varias veces vuela por el escenario a la altura de los músicos y se detiene frente a Luis Miguel, sigue sus movimientos y hasta gira alrededor suyo. Hasta parece que Luismi le baila especialmente, mientras se amplía su primer plano en las pantallas.

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Los espectadores que grabaron el momento aseguraron que pasó «muy cerquita» de su cabeza.

Ocurre, por ejemplo, en Oro de ley, poco después el tramo de los dúos virtuales con Michael Jackson y Frank Sinatra.

Una impecable banda

Integrado en su mayor parte por los mismos músicos «de siempre», el grupo que acompaña a Luis Miguel es impecable. Hay dos tecladistas, un guitarrista, un bajista que se luce con su bajo de 6 cuerdas, un percusionista y un baterista, además de tres coristas, cinco vientos, doce cuerdas y 14 mariachis.

Una de las tres cantantes del coro de Luis Miguel, todas altas, flacas, con vestidos de gala y movimientos incesantes al ritmo de cada tema. Foto. Martín Bonetto.

Cada sección se luce en algún tramo del show y Luis Miguel invita a los vientos a pasar al frente en temas como Dame una prueba de amor Cuando calienta el sol.

La violonchelista se luce en Dormir contigo, uno de los tecladista pasa a un piano 360 sobre el final, las cuerdas son protagonistas en los temas románticos, y las coristas jamás paran de bailar y hacer coreografías, aún sentadas.

La lista continúa

En cuanto a los cambios, con respecto al debut se dejaron de utilizar carteles para indicar el inicio de cada nuevo tramo musical: Bolero, Tango, México, Dúos y Pop.

En semejante producción, nada está librado al azar o la improvisación: los atriles llevan las iniciales de Luis Miguel en letra cursiva como en las orquestas de los años ’40, la pantalla del fondo es aún más inmensa que la más grande de otros artistas, y las luces computarizadas se mueven en sincronía majestuosa con pasajes tipo Seconds Out en Por debajo de la mesa.

Claro que es posible todos los músicos y staff también tengan dobles y estén tranquilos en sus casas en México mientras los imitadores brindan un show impecable cada noche.

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